
Si no fuera porque lo ví con mis propios ojos, no creería que el Córdoba C.F. estuvo en Primera División. Pensaría que es una leyenda urbana, algo que, como el loco amor de Alfonso Díez por la Duquesa de Alba, a ciencia cierta, nadie puede confirmar.
Porque, tomando como referencia los últimos, por ejemplo, 30 años, no le hemos empatado a nadie. Hemos sido claramente unos perdedores. Tardamos 16 años en salir del pozo de la Segunda B, y, desde entonces, con otro paseíto por el infierno, hemos jugado en Segunda A sin más aspiración que la de estar salvados en Mayo. En una palabra... unos perdedores.
Otros equipos han tenido sus momentos de gloria recientemente. Entre los cercanos, el Xerez, el Málaga, el Granada, el Almería, el Recre... Nosotros no. Nosotros seguimos penando año a año, arrastrando esa gruesa cadena que se llama conformismo.
Por aquí han pasado hombres y prohombres, charlatanes, voceros e incluso sandokanes... y no ha servido de nada. Las crónicas recuerdan ahora como hace diez u once años, fuimos líderes en Segunda A, tras empatar en el Calderón. ¡Qué gran hazaña!.
Se ha mirado, y se sigue mirando por inercia la clasificación midiendo los puntos de diferencia con el cuarto por la cola. ¿No será que nos viene grande estar allá arriba?.
En "El Expreso de Medianoche", la oscarizada película de Alan Parker, hay una maravillosa escena en la que el protagonista (Brad Davis), para no volverse loco, da vueltas al lúgubre patio de la cárcel de Estambul donde está encarcelado, en contradirección con el resto de presos que, sorprendidos, le reprenden su actitud y le animan a que camine en el mismo sentido que ellos. Pues bien, al Córdoba C.F. ha llegado un grupo de personas -gestores, técnicos, jugadores-, dispuestas a cambiar nuestra dirección, a hacernos ver que no podemos seguir aletargados y que hay que cambiar el rumbo con urgencia. Luego saldrá mejor o peor, pero han conseguido algo: la bipolaridad Barça-Madrid está dando paso a una "tripolaridad". En las tertulias se habla más de nuestro equipo y menos de Messi, Cristiano o Mourinho. Vamos mejorando.
Se trata, por tanto, de despertar, subir el listón de los 10.000 y ponerlo en 12.000, dejarnos de excusas, ponernos las pinturas de guerra y, en plan Braveheart, y a pesar de las limitaciones, luchar por la gloria.
Y al próximo al que oiga decir que, con trece puntos, ya solo faltan treinta y siete para salvarnos, le pongo velas negras. Estoy hasta los h****** de los conformistas.