Me gusta llegar temprano al Arcángel sobre todo el primer día. Durante esos minutos nadie nos supera en la clasificación y la imaginación tiene aun el poder. Me siento en el palomar de la preferencia donde tengo mi asiento y el primer vistazo es para el fondo sur. Parece que aun le queda, aunque pronto lo veremos vibrar como lo hace su hermano gemelo. El segundo vistazo es para uno de los cinco periódicos que me ha dado el chico de la entrada (está claro que quería irse pronto). Observo con gozo que Toni Cruz escribe en la contraportada, lo que provocará que el folletín blanquiverde pase por mi vista antes que por mi culo como hacía años que no pasaba.
Foto: El Día de Córdoba |
A los cinco minutos todo se vuelve a hacer negro. Astuto Lucas, flojo portero. Pero es un espejismo. Mi equipo juega al fútbol como hace un par de años que no se ve. Tocan la pelota con sentido. Un calvo en el centro del campo me recuerda a alguno de los 2 ó 3 organizadores buenos buenos que hay en primera. A su alrededor todo funciona. Las bandas son cuchillos, la delantera incisiva y la defensa ordenada y certera. No me explico cómo vamos perdiendo al descanso y tampoco cómo no cambian el dichoso disco variado.
En la segunda todo sigue igual. Los míos jugando al fútbol y los de Lucas destruyendo. Pero esta vez llega la justicia y nuestro habitualmente miedoso lateral izquierdo se asoma al área y regala un gol a nuestro pichichi. Los aficionados rugen como no lo hacían tiempo ha. El partido es nuestro. Los cambios funcionan y nuestra delantera supera siempre a su defensa. Nadie se explica cómo aun no vamos ganando. Tampoco se lo explicó su arquero cuando en el último suspiro vio estrellarse el redondo en su larguero. La gente suspira y resopla, pero está tranquila. Ha llovido mucho desde que no había disfrutado tanto en el Arcángel.
El día que juguemos bien y, además, ganemos, a más de uno le da un yu-yu en el Estadio. Y, una pregunta al aire: ¿Cuantos Javi Hervás hay "escondidos" en el B?. Estamos hablando de un chaval con 21 años, no de un juvenil de primer año. Con la cantidad de mediocres que han pasado por el centro del campo del Córdoba en los últimos años y parece que la solución estaba en la Ciudad Deportiva. ¡De locos!
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