
Sin embargo todo cambió para mal en la segunda. La primera clara la tuvo Marcos Márquez, que ya había dispuesto de otra, pero su sobrepeso se puso de nuestro lado. El partido estuvo atrancando durante media hora, donde lo único que se le ocurrió a Lucas para engrasarlo fue cambiar hombre por hombre, Pepe por Charles. ¿Falta de ideas o de jugadores? De todo un poco. Ni Alberto Aguilar ni, sobre todo, Usero sentaron las bases ofensivas de un equipo sin norte. Y sin centro del campo, el fútbol se convierte en una lotería. Curiosamente, casi sin jugar boletos en la segunda parte, nos tocó. En el 75, un córner bien cabeceado por Tena se estrelló en el larguero y Oriol lo remachó. No sirve el gol para maquillar su pobre partido. El Salamanca no se explicaba la película: le habían contando que el Córdoba revivía muertos. No fue así esta vez. Entró el segundo diez minutos después, tras una jugada de Callejón que empujó a su propia puerta Goico.
De nuevo parece más lejano el descenso que el play off, aunque nunca más que en esta ocasión es un efecto óptico. La repetitiva cadencia de este equipo permite prever que tras los dos siguientes compromisos ante rivales de arriba, estemos de nuevo preocupados dentro de unas semanas. Además ya se sabe lo que ocurre cuando este equipo tiene una racha de buenos resultados (7 puntos de los últimos 9). Suele partirlo un Rayo.
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