
Desde el comienzo de los tiempos, el mundo ha girado en torno a la bipolarización. Ángeles o demonios, Caín o Abel, son buenos ejemplos de ello. Somos claramente tendentes a dividirnos en dos grupos para todo: carne o pescado, mar o montaña, Zapatero o Rajoy, Barça o Madrid, etc., dan fe de nuestra puñetera costumbre de dividirnos en dos grupos. En España, eso de la atomización no se da. O blanco, o negro. Nada de gris.
Y en Córdoba, no íbamos a ser menos. Según una encuesta encargada por nuestro Blog y realizada por Chorrascopia entre todos y cada uno de los 330.000 habitantes de la capital, un 2,5% de los encuestados (8.250 personas), prefieren, cada quince días, aburrirse como una ostra y asistir al Nuevo Arcángel a ver el partido de nuestro primer equipo. Y un 97,50% (321.750 personas), prefieren quedarse en casa sentaditos al brasero viendo en la tele "Cine de Barrio" o lo que se tercie.
No conozco a ningun aficionado que, desde la llegada de Lucas Alcaraz al banquillo, haya disfrutado de verdad con el juego del equipo. Ninguno. Los entrenadores resultadistas es lo que tienen. Ya nos lo advirtieron desde Granada o Huelva: "Si queréis ver fútbol, poned la tele. En el campo, ni lo soñéis". Por eso, la bipolaridad del que se aburre si va al Estadio, o del que se queda en casa porque presume que se va a aburrir, es total. No hay término medio.
Los forofos del Córdoba C.F., nacemos ya con un gen diferente al resto, que nos hace ser masocas congénitos. Cada temporada, intentan vendernos humo durante el verano con el caramelo de que este año es el nuestro... y en noviembre ya hemos abierto los ojos y ya estamos divididos en dos: quienes piensan que nos salvaremos en la última jornada, y quienes no quieren ni pensar porque se ponen de muy mala leche. Cuando se acomete una temporada con el objetivo de ser sextos, se acaba pidiendo la hora.
Por todo ello, al Sr. Salinas, ese que se permite el lujo de llamar "miserables" de manera gratuita a un grupo de aficionados, le pido, como abonado que soy desde hace más de cuarenta años, que, visto lo visto y visto lo que nos queda por ver, haga una declaración pública y rectifique diciendo: "Ustedes no son unos miserables. ¡Ustedes lo que son es unos benditos!".
Y en Córdoba, no íbamos a ser menos. Según una encuesta encargada por nuestro Blog y realizada por Chorrascopia entre todos y cada uno de los 330.000 habitantes de la capital, un 2,5% de los encuestados (8.250 personas), prefieren, cada quince días, aburrirse como una ostra y asistir al Nuevo Arcángel a ver el partido de nuestro primer equipo. Y un 97,50% (321.750 personas), prefieren quedarse en casa sentaditos al brasero viendo en la tele "Cine de Barrio" o lo que se tercie.
No conozco a ningun aficionado que, desde la llegada de Lucas Alcaraz al banquillo, haya disfrutado de verdad con el juego del equipo. Ninguno. Los entrenadores resultadistas es lo que tienen. Ya nos lo advirtieron desde Granada o Huelva: "Si queréis ver fútbol, poned la tele. En el campo, ni lo soñéis". Por eso, la bipolaridad del que se aburre si va al Estadio, o del que se queda en casa porque presume que se va a aburrir, es total. No hay término medio.
Los forofos del Córdoba C.F., nacemos ya con un gen diferente al resto, que nos hace ser masocas congénitos. Cada temporada, intentan vendernos humo durante el verano con el caramelo de que este año es el nuestro... y en noviembre ya hemos abierto los ojos y ya estamos divididos en dos: quienes piensan que nos salvaremos en la última jornada, y quienes no quieren ni pensar porque se ponen de muy mala leche. Cuando se acomete una temporada con el objetivo de ser sextos, se acaba pidiendo la hora.
Por todo ello, al Sr. Salinas, ese que se permite el lujo de llamar "miserables" de manera gratuita a un grupo de aficionados, le pido, como abonado que soy desde hace más de cuarenta años, que, visto lo visto y visto lo que nos queda por ver, haga una declaración pública y rectifique diciendo: "Ustedes no son unos miserables. ¡Ustedes lo que son es unos benditos!".